El mes de enero ha traído consigo una de las citas mundiales más esperadas, la reunión del Foro Económico Mundial (FEM), popularmente conocido como Foro de Davos por la ciudad suiza donde se celebra, ha dejado importantes debates e ideas con el objetivo de trabajar en la cooperación entre países y el entendimiento. Un objetivo claramente definido por el conflicto entre Rusia y Ucrania, la crisis tras la pandemia, la escalada de precios de la energía, la mayor inflación en las últimas cuatro décadas, entre otros acontecimientos, que están afectando a la economía global. En palabras del fundador y presidente del FEM, Klaus Schwa, durante la presentación de la jornada: “Hay mucho en juego en la economía global. Principalmente, cómo evitar una recesión global”.
En este sentido, en el informe Global Risk Report 2023, el documento que cada año recoge los principales riesgos que afronta el mundo, advierte de una potencial «policrisis», fruto del encadenamiento de una serie de ‘riesgos conexos’ que se prolongarán durante los próximos dos años, como el riesgo de recesión, el creciente sobreendeudamiento, una crisis continua del coste de vida, las sociedades polarizadas como consecuencia de la desinformación, la interrupción de las medidas oportunas para combatir el cambio climático, así como una guerra geoeconómica que no cesa.
El informe divide los riesgos globales 2023 en dos bloques: riesgos para los próximos 2 años y riesgos para los próximos 10 años.
Según los resultados del informe, la crisis del coste de vida será el desafío más importante al que deberemos hacer frente. A esta problemática le siguen los desastres naturales y los fenómenos climáticos extremos y la confrontación geoeconómica.
En un futuro algo más lejano, con vistas a 10 años, el riesgo más relevante está ligado al cambio climático. De hecho, los tres primeros puestos están ocupados por desafíos de estas características. Le siguen la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas. En el informe se indica que “el único modo de hacer frente a este panorama es contar con profesionales debidamente cualificados en gestión de riesgos. Estos serán quienes gestionen de manera integral el riesgo en la empresa, implanten sistemas de evaluación apropiados, midan los riesgos, controlen el impacto, así como sus posibles consecuencias, y adopten políticas de asunción de riesgos coherentes”. Un dato revelador que indica que las principales demandas de las empresas de hoy a 10 años están centradas en buscar talento con gran potencial en las famosas ‘soft skills’.
Un tema importante que se abordó fueron las paradojas que conviven en el entorno laboral. El talento y el conocimiento han adquirido un papel crucial y estratégico para el ámbito del tejido empresarial. Para abordar y superar los desafíos a los que se enfrenta el mundo tanto en el corto como en el largo plazo, la única garantía y fuerza impulsora del cambio son las personas. Cuestiones como el trabajo híbrido, el bienestar, la formación, el desarrollo de carrera o el propósito adquieren un papel cada vez más relevante en la estrategia de atracción y fidelización de talento.
Por otro lado, hay sectores que empiezan a despegar y se prevén como los líderes en un futuro no muy lejano. Un ejemplo es el sector de los cuidados que además tendría un efecto altamente positivo. Christy Hoffman, secretaria general de UNI Global Union, dijo que el efecto multiplicador de los cuidados ayudaría a cerrar la brecha de género, en particular en las economías en desarrollo, ya que permite que más mujeres entren en el mercado laboral y los trabajos de cuidados tienden a ser dominados por las mujeres.
En el informe de este año ha aparecido un nuevo término que reflejaría la situación que estamos viviendo actualmente: la policrisis. Este concepto se centra en la escasez de recursos naturales y a su vez se incluyen temas como la crisis económica, los problemas político-geopolíticos, la sostenibilidad, etc. No obstante, como observamos en la gráfica, la crisis del costo de vida es el principal problema al que nos enfrentamos ahora, alcanzando su punto máximo en el corto plazo como consecuencia de la crisis por la pandemia. Durante la cual los gobiernos tuvieron que incrementar la deuda pública para poder proteger a familias y empresas, provocando unos niveles muy altos de deuda poco sostenibles en condiciones económicas más estrictas. La deuda pública crece a medida que los tipos de interés caen y la alta inflación a escala mundial, combinada con estos niveles altos de deuda pública conllevan consecuencias a nivel financiero. “Una reestructuración más fuerte aumentaría el riesgo de sobreendeudamiento”, se aclara en el informe.
En el último informe del Foro de Davos se demanda que las empresas deban aceptar la responsabilidad por conseguir un mundo sostenible. Las marcas están en una posición única para influir y escalar nuevos comportamientos donde deben crear estrategias tecnológicas, productos y modelos comerciales que ayuden a las personas a realizar cambios positivos en su estilo de vida y cuidar el medio ambiente. La transición ecológica no tiene marcha atrás y ante esta necesidad, Úrsula Von Der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, presentó un amplio plan industrial de tecnologías limpias para allanar el camino a los subsidios a la industria verde y agrupar proyectos en toda la Unión Europea que se impulsan con una amplia financiación.
El factor social es cada vez más relevante en la toma de decisiones, tanto en la transición energética y cuestiones medioambientales como en los avances que se están produciendo hacia un mundo cada vez más digital y conectado. Durante el foro, la Comisión de Banda Ancha de la UNESCO para el Desarrollo Sostenible propuso nuevos modelos de financiación que ayuden a acelerar la "conectividad universal significativa". Según este organismo, se estima que 3.600 millones de personas en todo el mundo están desconectadas. La mayoría viven en países menos desarrollados, en los que solo un promedio de dos de cada diez está en línea.
“Estamos al borde de una nueva era que requiere instrumentos financieros rápidos, efectivos e innovadores para conectar a los que no están conectados. Los viejos modelos ya no pueden funcionar en esta era y ya no podemos permitir que nadie se quede atrás", señaló Paula Ingabire, ministro de TIC e Innovación, República de Ruanda, en representación del presidente Paul Kagame, quien copreside la Comisión.
La "conectividad universal significativa" abarca la banda ancha que está disponible, accesible, relevante y asequible, pero también es segura, confiable, capacita al usuario y tiene un impacto positivo. También aboga por la necesidad de ir más allá de las prescripciones y proyectos de políticas de "negocios tradicionales" y hacia modelos más colaborativos.