En un mercado laboral que valora cada vez más la diversidad y la experiencia, los profesionales mayores de 50 años tienen mucho que ofrecer. Con la experiencia viene una riqueza de habilidades blandas (soft skills) que son altamente valoradas por los empleadores. Desarrollar y destacar estas habilidades puede ser la clave para asegurar nuevas oportunidades de empleo.
Las soft skills o habilidades blandas son competencias o aptitudes que posee una persona para reaccionar a su entorno y que no dependen de conocimientos técnicos previos. A diferencia de las hard skills, que son habilidades técnicas y específicas adquiridas a través de la educación o la formación profesional, las soft skills se centran más en los atributos personales y las cualidades que permiten una comunicación y colaboración efectivas.
Estas habilidades son cada vez más valoradas en el entorno laboral, ya que permiten a los profesionales trabajar bien con otros, afrontar situaciones complejas y adaptarse a los constantes cambios en el mercado.
Orientación a resultados: se trata de la capacidad para dirigir todos los actos y esfuerzos poniendo el foco en objetivos. Los profesionales que se orientan a resultados priorizan con criterio y cumplen con sus metas en los plazos establecidos. Para ello, es recomendable aprender a planificar, estableciendo un método de trabajo y unos pasos definidos para alcanzar tus objetivos. También es importante cumplir con las fechas y trabajar la concentración, eliminando todos los distractores. Finalmente, es necesario medir los resultados, estableciendo indicadores.