Además, según un estudio del Instituto de Estudios Económicos (IEE), la tasa de empleo en España en 2017 de la franja poblacional de los 55 a los 64 años fue del 50,5% contra una media europea del 57,1%, situando a España bien por debajo de Suecia (76,4%), Alemania (70,1%) y Reino Unido (64,1%), y ligeramente por debajo de Portugal (56,2%), Italia (52,2%) o de Austria y Francia (51,3% en ambos países).
Así, España se coloca en una pésima posición a nivel del empleo de los mayores de 50 años, tanto a nivel nacional como europeo.
Además, según un informe de Asempleo, patronal de agencias privadas de colocación, hasta septiembre del 2016, tan solo un 5,3% de los mayores de 45 años desempleados de larga duración (que forman el 69% del total de desempleados de larga duración) ha encontrado un empleo de duración temporal y, lo que es peor: solo un 0,6% un empleo indefinido. Huelga decir que tenemos un problema ya enquistado para esta franja poblacional.
En este panorama laboral cuasi-dantesco, muchos de los desempleados de 50 años se ven empujados a lanzarse al mundo del emprendimiento como posible solución a su difícil situación laboral, siendo además una opción recurrente en el discurso de los expertos y primera alternativa al empleo por cuenta ajena, sobre todo para las personas con formación.
De hecho, según un informe del SEPE, los mayores de 50 años se sienten interesados por el autoempleo porque más que una opción, es un refugio para insertarse en el mundo laboral. Este informe pone de manifiesto que entre 2012 y 2016 los autónomos de edad comprendida entre 45 y 49 años incrementaron en un 7% y los de entre 55 a 59 años ascendió a un 14%. Además, desvela la evolución ascendente de los autónomos en la franja de mayores de 45 años durante los últimos diez años, que ha pasado de un 45% a un 55%.
Ahora bien, ¿elegir emprender representa una oportunidad laboral real o más bien una falsa esperanza?
La referencia al autoempleo es tan frecuente en los discursos sobre empleo como opción para los mayores de 50 años que una se acaba preguntando: ¿realmente todos valemos para ello? Pues bien, al igual que cada uno tenemos habilidades diferentes, nuestra capacidad para la autorrealización es igualmente variable de una persona a otra, y todo ello independientemente de su edad biológica.
Demasiadas veces se alaban las ventajas sacadas del autoempleo, pero pocas son las veces que se enumeran sus inconvenientes y complejidades, tanto a nivel administrativo y económico, como a nivel personal, formativo y actitudinal.
Y aquí está el verdadero problema: abundan las teorías al respecto pero, ¿existe realmente una base emprendedora y gestora en todos los “gurús” del emprendimiento dedicados a dar charlas y conferencias sobre ello? Porque no nos engañemos: ante todo, emprender es una habilidad propia de una personalidad cuyo propósito vital es la autorrealización, a la que le motiva afrontar riesgos y superar retos para lograr el éxito profesional y conseguir reconocimiento. “Si no te gusta tomar riesgos, debes salir corriendo del negocio” decía Ray Kroc, fundador de McDonald's. Pero además emprender bien se sustenta en algo poco valorado pero imprescindible: saber gestionar. Y claro está que se trata de una habilidad que no está dada a todo el mundo y que necesita no solo un buen aprendizaje de base sino además y sobre todo muchísima práctica.
Si no se cumplen estas condiciones, poca probabilidad tendrá el negocio de prosperar, sin contar con el factor oportunidad que no depende de la persona sino de las circunstancias y factores externos del momento en que se emprende.
El resultado es significativo: según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), la red mundial más importante sobre investigación en emprendimiento, en un informe del 2017, la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) repunta en España con una participación del 6,2%, cifra récord desde el año 2008, acusándose un aumento considerable de la actividad emprendedora correspondiente a personas que emprendieron por necesidad que pasó del 15% en el año 2009 al 28,3% en el año 2017, duplicándose en apenas 8 años. Asimismo, este informe pone en evidencia la intención de autoempleo de los nuevos negocios creados en España, la mayoría (60%) orientada al sector servicios y al consumidor final con intención de autoempleo al registrar una sola persona en su negocio.
Finalmente, el 61,1% de los expertos entrevistados apuntan hacia el peso de las políticas gubernamentales que más que ayudar inhibe el proceso emprendedor por su excesiva burocracia en los trámites administrativos y por el exceso de impuestos, siendo una verdadera losa para la creación de empresas en España. Para ello, recomiendan seguir trabajando en el diseño de políticas gubernamentales que fomenten la actividad emprendedora mediante la reducción de costes, de cargas fiscales y burocracia; pero también mediante la financiación y el refuerzo de instrumentos financieros orientados a la creación de nuevas empresas, además de las competencias emprendedoras en los distintos tipos de formación impartidos dentro y fuera del sistema educativo.
De todo ello, cabe pensar que el emprendimiento de los mayores de 50 años es factible y hasta oportuno para algunos que ansían cumplir un sueño y que han encontrado lo que les motiva realmente en la vida, pero no a toda costa porque no es aplicable a todo el mundo ni a todas las circunstancias. Más allá de las teorías y los discursos de coaching en liderazgo, hace falta capacitación, no solo personal y profesional, sino además económica y administrativa, para llevar a la práctica lo que es para muchos un sueño. Exhortar algo que uno no ha palpado de cerca es un despropósito. Sí al emprendimiento, pero no a la venta de humo.
Autora : Sandra Bruno , Experto en Grafología Empresarial aplicada a la selección y gestión de RRH.